Los niños entre 3 y 6 años logran grandes avances en su capacidad motriz que se refieren a 2 tipos de motricidad: psicomotricidad fina y gruesa.
La motricidad gruesa comprende las condiciones físicas para saltar y correr que involucran músculos largos.
La motricidad fina incluye la habilidad de abrocharse la camisa o dibujar que involucra músculos cortos.
Por medio de ambos tipos de motricidad se integran las habilidades que los niños y niñas adquirieron en etapas anteriores del desarrollo con las nuevas que se adquieren para producir capacidades más complejas. Esta combinación se conoce como sistema de acción.
Las destrezas de motricidad gruesa comprenden los movimientos motrices complejos como lanzar objetos, cachar un balón o saltar a la cuerda.
Hacer una carrera o apoyar el peso del cuerpo sobre una parte del cuerpo para realizar una acción concreta, son acciones posibles debido a que las áreas sensorial y motriz de la corteza cerebral de los niños están mejor desarrolladas, sus huesos son más fuertes, sus músculos más poderosos y a que su capacidad pulmonar también es mayor.
Las destrezas de motricidad fina se refieren a las actividades que requieren la coordinación ojo-mano y la coordinación de los músculos cortos para realizar actividades como recortar figuras, ensartar cuentas o agarrar el lápiz para dibujar.
Esta habilidad está estrechamente relacionada con el hecho de mostrar preferencia por utilizar una mano más que la otra, hecho que se hace evidente cerca de los 3 años de edad y se conoce como dominancia manual.
La inclinación de los seres humanos para utilizar la mano derecha parece surgir del desarrollo cerebral. Como el hemisferio izquierdo del cerebro controla el lado derecho del cuerpo, y este hemisferio suele ser dominante, la mayoría de la gente se inclina por utilizar su mano y pie derechos.
En las personas cuyos cerebros son más simétricos (por factores hereditarios o del crecimiento fatal) el hemisferio derecho tiende a dominar haciendo que sean zurdos.
Los niños y niñas desarrollan sus habilidades psicomotrices finas y gruesas a distinta velocidad, principalmente por las diferencias morfológicas asociadas a cada uno.
Los niños son ligeramente más fuertes que las niñas y tienen algo más de músculo, mientras que las niñas tienden a lograr mayor coordinación en los músculos cortos.
Estas diferencias reflejan actitudes sociales que fortalecen diferentes tipos de actividades para niños y niñas. Así las niñas suelen jugar en el patio a juegos de tipo social, mientras que los niños pasan la mayor parte del tiempo participando en actividades lúdico-deportivas, como el futbol o juegos dinámicos como el pilla-pilla.
Sin embargo, al concluir la etapa de Educación Primaria tanto niños como niñas deberían haber adquirido cierta destreza en el empleo de ambos tipos de motricidad, y cualquier diferencia significativa debería estar asociada a la práctica de actividades de forma regular, como por ejemplo, un sentido del equilibrio más agudo en un niño que practica danza.
En el caso de que exista un desfase notable en alguna de las dos áreas, los padres deberían consultar al especialista en psicomotricidad para así solucionar a tiempo alguna inmadurez o retraso motriz en el niño.
La infancia es la etapa en la que se ponen las bases para el resto de la vida.
Una intervención a tiempo puede hacer la diferencia